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Dictamen sobre la situación Educativa

Visto el Anteproyecto de Ley de Educación Nacional, la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas se ha abocado a su estudio, y en consecuencia dictamina lo siguiente:
La sociedad argentina tiene conciencia de una crisis educativa de efectos devastadores. Sus motivos son múltiples: la deserción familiar, la legislación equivocada, la destrucción de la escuela sarmientina que forjó la grandeza nacional, las teorías y prácticas erradas, el “facilismo”, la desconfianza hacia todo acto pedagógico considerado siempre como autoritario, la escuela entendida no como lugar de estudio sino meramente de contención, la competencia de una arrasadora acultura -cuando no contracultura- audiovisual, etc.
Tras más de una década de vigencia de la Ley Federal de Educación, la situación ha empeorado ostensiblemente. En vista de ello, el Ministerio de Educación, Ciencia y Técnica abrió una consulta pública acerca de la reforma legal. Es un paso positivo, aunque los plazos fijados parezcan demasiado perentorios y el debate tenga tal extensión, amplitud y generalidad que será difícil procesar seriamente las múltiples opiniones que se viertan.
Como principio general, creemos recomendable, entre otras medidas, una fuerte política del Estado Nacional a favor de la educación pública y privada, un incremento contundente del aporte financiero público, la creación de nuevas instituciones educativas nacionales a lo largo del país, en ejercicio de facultades concurrentes de la Nación con las provincias, el rescate de modalidades exitosas que fueron destruidas -como las escuelas normales, técnicas, rurales, artísticas, etc.-, la restauración de una buena formación docente y del respeto y soporte a las funciones de autoridades, profesores y maestros, el reexamen de los contenidos que sean necesarios y razonables, la educación plurilingüe, el aumento concreto de los ciclos lectivos y el tiempo escolar, la seriedad en la función educativa, los premios y sanciones, la incorporación de los medios modernos al proceso formativo, comenzando por mejorar el nivel cultural de la televisión.
Para ello no hace falta una ley extensa ni declarativa de las mejores intenciones, que pueda quedar en un catálogo de ilusiones no cumplidas, sino una normativa clara y concisa, de organización y base, que estructure lo sustancial del sistema y deje el detalle para las reglamentaciones que respondan al dinamismo social.
Es tiempo de así hacerlo, pues estamos frente al problema más grave de la Argentina moderna y ante una oportunidad que no debe perderse.