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Declaración conjunta de academias nacionales

La situación afligente de Venezuela:
Sentimos la impostergable necesidad de expresar nuestra honda preocupación por el abismo institucional al que Venezuela ha sido precipitada por el gobierno de Nicolás Maduro.
Urge recuperar las instituciones democráticas de este país hermano. 
Urge detener el crimen político al que se han aplicado en los últimos meses, con un saldo de decenas de muertos en las calles del país, las fuerzas de choque del oficialismo.
Urge restablecer la paz interna y las libertades públicas, conculcadas por un gobierno sin límite alguno con tal de aferrarse al poder en medio de las protestas generalizadas en su contra de la sociedad venezolana. Esta sociedad es víctima, no sólo de la violencia gubernamental, sino de la hambruna y la escasez de elementos indispensables para la vida cotidiana a la que ha llevado una política económica tan asombrosa como insensata.
Urge llamar a las elecciones cuya convocatoria general está contemplada por la Constitución venezolana y deponer el delirio de una convención constituyente de 500 delegados, mitad de origen corporativista, y la otra mitad, extraída de agrupaciones afines a Maduro. Pocas veces se ha visto un atrevimiento mayor contra el libre voto ciudadano.
Urge que el Tribunal Supremo de Justicia encuentre los medios para que Venezuela se libere de la aberrante situación en que sus decisiones han colocado al país, al concentrar en el Poder Ejecutivo el poder total del Estado.
Hacemos este llamamiento a la conciencia democrática de todos los venezolanos, sin excepción de banderías, en la esperanza de que a pesar de las reyertas padecidas emerja un compromiso último con las mejores tradiciones nacionales. La comunidad internacional y la región de la que Venezuela ha sido parte activa en decisiones trascendentes desde el fin de la Segunda Guerra Mundial aguardan expectantes la rectificación de una política que aísla más y más, día tras día, a la nación hermana. A diario se somete allí a prisión, se golpea y se humilla a líderes de la oposición y a sus legisladores. Venezuela es hoy la vitrina de un Estado populista en su versión más feroz y decadente; es el espejo en el que no quisiera reconocerse un país democrático, amante de las libertades, de la seguridad física y jurídica y consustanciado con el progreso del pueblo y el desarrollo de la nación.
Se ha perdido ya la cuenta del número de diarios, periódicos y revistas clausurados por el régimen, o de los canales de televisión a los que éste silenció o se apropió por medios ilegales.
Hacemos este llamamiento por las condiciones de extrema gravedad que sufre Venezuela y el desmedro para sus habitantes que significa la crisis humanitaria a la que sido llevada. Tenemos, desde luego, debidamente presente que el sistema interamericano, fundado entre otros principios en la no intervención externa, reconoce a cada uno de sus miembros gobernarse según el sistema de gobierno de su elección.
Pero no podemos olvidar, tampoco, que es de la esencia de ese sistema la concepción de vida institucional cristalizada el 11 de junio de 2001, en la Carta Democrática Interamericana, votada por aclamación por los representantes de nuestros países, en Lima. Dice su artículo primero: "Los pueblos de América latina tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla. La democracia es esencial para el desarrollo social, político y económico de los pueblos de América".
Dejamos constancia de nuestra solidaridad con las academias nacionales de Venezuela, unidas recientemente en una declaración que ha conmovido a sus pares de América por la entereza con la cual han abordado, en términos públicos, la situación que aflige a la inmensa mayoría de los compatriotas venezolanos.

Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas

Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires

Academia Nacional de Medicina

Academia Nacional del Notariado

Academia Nacional de la Empresa